Recorrer Túnez y Sicilia en un mismo viaje es una opción muy oportuna, no tanto por su cercanía geográfica sino porque la historia de ambos países (por muchos motivos, Sicilia tiene una entidad propia, que me atrevo a diferenciar de Italia) está muy vinculada. Aquellos a quienes apasione la Historia y en especial la historia del Mediterráneo, encontrará en ellos una enorme continuidad, hasta geológica, ya que el fondo marino que une ambos países es una cordillera que en su momento estuvo en la superficie.
Viajar por Túnez y Sicilia tiene algo de película de aventuras, aunque no te sucedan cosas inesperadas que hayan puesto a prueba tu toma de decisiones. Porque después de visitar ambos, queda la sensación de haber recorrido mental y físicamente veinticinco siglos de historia en un corto espacio de tiempo. Y veinticinco siglos con una gran diversidad e importancia.
Si no quieres viajar físicamente, al menos este catálogo de lecturas y películas del que hablamos con más detalle en el pódcast puede ayudarte a viajar espiritualmente.
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Dos crónicas de viaje literarias de Túnez y Sicilia
Invierno mediterráneo, Robert D. Kaplan. Ediciones B, 2004. Traducción de Dolores Guallart. 272 páginas.
A mediados de los setenta, un joven neoyorquino que había tratado infructuosamente de conseguir trabajo como periodista en diarios de su país, compró un billete de ida para Europa. Aterrizó en París y desde allí viajó a Marsella, donde tomó un barco para Túnez. Viajó durante unas semanas por el país norteafricano antes de pasar a Sicilia y más tarde a la costa dálmata y Grecia. Este periplo quedó registrado treinta años después en Invierno mediterráneo, un libro ahora descatalogado que merecería la pena reeditar. Cuando Robert D. Kaplan publicó esta crónica, ya era famoso por haber escrito un libro sobre los Balcanes que influyó en la decisión de Bill Clinton de no intervenir en Bosnia, y se había convertido en conferenciante y asesor político.
Invierno mediterráneo es un fantástico acompañamiento para el viaje en el que Kaplan conjuga las impresiones personales y el viaje particular con narraciones históricas apasionantes, que en muchas ocasiones compara con la historia del siglo XX de su propio país, Estados Unidos. Todo ello, además, con una prosa fluida, elegante y por momentos poética y con una enorme capacidad de síntesis.
Seguir el viaje de Kaplan es hacerlo a través de la Túnez púnica, las guerras con Roma, la colonización de la África proconsular romana por los veteranos del ejército, la Numidia del rey Yugurta, la conquista de los vándalos, la expansión del cristianismo y las cruentas disputas doctrinales entre ortodoxos, arrianos y donatistas, la conquista islámica y sus diferentes etapas. Quizá lo menos interesante sean sus últimos siglos de historia, tan planos y monótonos, aunque su frondoso pasado permite entender por qué ha sido menos proclive al fundamentalismo religioso.
De todos modos, hay que tener en cuenta que la visión de Kaplan es la de la Túnez de los años 70, que es cuando viaja. Para entonces, el hecho de que sea un país cuya reciente independencia se había logrado sin violencia parece dibujar un país relativamente ilusionante en términos políticos, aunque el autor no entra en ello.
Cuanto más bello es el paisaje, más arde uno en deseos de devorar su pasado y su cultura: toda la vida intelectual reposa en última instancia en la estética. En el caso de Túnez era algo más acusado, porque su belleza no había tenido todavía una transcripción popular. A diferencia de Italia o de Grecia, nunca tuvo un D.H. Lawrence o un Lawrence Durrell, puesto que Norman Douglas escribió más que nada sobre los oasis de los desiertos”
La vida errante, Guy de Maupassant. Marbot, 2010. Traducción de Elisenda Julibert. 269 páginas.
Agobiado por las masas que llegan a París con motivo de la exposición universal de 1889, el autor francés decide emprender un viaje hacia Italia, en busca del pasado. Tras un rápido paso por Génova, Florencia, Pisa o Nápoles, Maupassant dedicará la parte más amplia de su viaje y de su crónica a Sicilia, de la que se enamora, y a Túnez, sobre la que tiene una mirada un tanto condescendiente e incluso supremacista.
Por eso, es su recorrido por Sicilia -una Sicilia que forma parte de la recientemente unificada Italia, una Sicilia premafia- el más interesante. Por la mirada sobre las cosas, de interés, de asombro. Porque describe con más apasionamiento las obras de arte con las que se encuentra. Incluso por su valor documental, incluyendo una ascenso al Etna en condiciones climatológicas adversas.
De Túnez, me parece que solo su interés por Kairuán o la perspectiva de Susa son destacables y enriquecedores.
Sicilia tuvo la suerte de pertenecer sucesivamente a pueblos fecundos, procedentes tanto del norte como del sur, que cubrieron el territorio de obras muy diversas donde se mezclan, de un modo inesperado y cautivador, las influencias más encontradas. De ahí nació un arte especial, que no encontramos en ninguna otra parte, donde domina la influencia árabe aunque en medio de vestigios griegos e incluso egipcios, donde el admirable conocimiento de la ornamentación y de la decoración bizantinas atemperan la severidad del estilo gótico traído por los normandos.
Produce una dicha deliciosa buscar, en esos exquisitos monumentos, la singular huella de cada arte, discernir el detalle originario de Egipto, la ojiva lanceolada de los árabes, o bien las bóvedas en relieve, o más bien en pechina, que recuerdan las estalactitas de las grutas marinas; el ornamento puramente bizantino o los bellos frisos góticos, que suelen recordar las altas catedrales de los países fríos en estas iglesias más bien bajas, construidas también por príncipes normandos.
Al contemplar todos esos monumentos unidos por un carácter y una naturaleza común, a pesar de pertenecer a géneros y épocas distintos, podemos afirmar que no son góticos, ni árabes, ni bizantinos, sino sicilianos; podemos afirmar que existe un arte siciliano y un estilo siciliano, perfectamente reconocibles, y que seguramente son los más cautivadores, los más verdaderos, los más coloridos y los más imaginativos de todos los estilos arquitectónicos”
Libros para viajar a Túnez
Hay poca literatura tunecina traducida al castellano. No tengo claro el desarrollo de las letras tunecinas, pero parece que lo más importante de su cultura impresa está en francés, ya que el país fue protectorado del país galo entre 1881 y 1956. De lo más reciente, con un claro matiz de denuncia social, tenemos en castellano dos obras recientes del escritor Yamen Manai.
El enjambre ardiente, Yamen Manai. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2023. Traducción de Elías Ortigosa Román. 204 páginas.
Publicada originalmente en 2017 en francés por este autor nacido en 1980 en Túnez, que estudió ingeniería en París, El enjambre ardiente está ambientado en un país del norte de África sin mencionar. Está protagonizada por Don, un apicultor que procura dar lo mejor a sus abejas, a quienes considera sus hijas, y que descubre que una enfermedad está diezmando sus colmenas. En esta novela, el autor establece un paralelismo entre la lucha del apicultor, que aspira a vivir en armonía con la naturaleza, para salvar a sus abejas de los avispones asiáticos y la invasión del fundamentalismo religioso. Es su manera de abordar la crisis ecológica y el fanatismo, pero también de proponer una solución: la solidaridad, el trabajo colectivo por un objetivo común, como hacen las abejas.
Nuestro abismo encantado, Yamen Manai. Txalaparta, 2023. Traducción de Sandra Buenaventura. 120 páginas.
En los suburbios de la ciudad de Túnez, un chico de quince años, víctima de violencia familiar y social, encuentra el amor. En medio de una opresión que comprendemos estructural, se desarrolla una historia de lealtad y amor inconmensurable entre el protagonista y Bella… que resulta ser una perra. De acuerdo a una ley que busca sacrificar a estos animales para detener el contagio de la rabia, la familia del protagonista y las autoridades estatales tratan de sacrificar a Bella.
Originalmente publicada en 2021, esta novela tiene la fuerza de contar una historia particular de carácter universal, un relato breve lleno de emoción, intensidad y ritmo narrativo que retrata las estructuras jerárquicas y autoritarias de Túnez pero con el que cualquiera puede identificarse.
Cuentos populares tunecinos. Narrados por Lela Ula y recopilados y traducidos por Muhammad Abdelkefi. Miraguano, 2010. 304 páginas.
El arte de la narración oral es una habilidad característica de la cultura y la tradición árabes. Según explica la sinopis oficial “son, sobre todo, las mujeres quienes en la actualidad mantienen viva la costumbre, difundiéndolos de generación en generación, para perpetuarlos como el soporte principal de una enseñanza educativa, moralista, constructiva, orientadora hacia la ética, la justicia, la solidaridad y tantas otras actitudes recomendadas por su creencia religiosa, su sistema social y, en general, su cultura popular. Este libro es una buena prueba de ello. Su autor, el periodista y escritor tunecino Mohamed Abdelkefi, ha reunido en él una colección de cuentos narrados de forma oral por una de las últimas artistas cuentacuentos de Túnez, Lela Ula, y los ha traducido al castellano respetando la literalidad de sus expresiones, así como su estilo personal en la narración, para transmitir del modo más genuino posible la atmósfera de un arte interpretativo que desaparece poco a poco bajo el impacto de los medios de comunicación modernos y el desarrollo económico global”.
Leí seis o siete cuentos y me parecieron bastante ilustrativos de un contexto de violencia y dominio jerárquico: sultanes que tratan a las mujeres que pretenden o con las que se casan como sus objetos, venganzas violentas casi tarantiniana para dar forma a un catálogo argumentalmente poco variado.
Otra propuesta de relatos orales que no leí es Hilachas coloridas de literatura oral tunecina, también de Alkelaifi, publicado por la editorial Verbum en 2021 en 134 páginas.
Túnez 1535. Voces de una campaña europea, edición de Rubén González Cuerva y Miguel Ángel de Bunes Ibarra. Polifemo, 2017. 160 páginas.
Estos investigadores del CSIC publican por primera vez en castellano dos crónicas muy diferentes de la campaña de Carlos V para conquistar Túnez de manos del imperio otomano: la del secretario imperial Antoine Perrenin y la de la curiosa crónica del lansquenete suizo Niklaus Guldi. Ambos textos, escritos originalmente en francés y alemán, respectivamente, parten de perspectivas e intenciones diametralmente opuestas: una celebración áulica frente a la fijación de una vivencia individual y exótica.
Otras propuestas literarias para viajar a Túnez
Leyendo Invierno mediterráneo, Kaplan habla ofrece otras referencias literarias como Salambó, novela de Gustave Flaubert ambientada en Cartago en el siglo III a.C., en la llamada guerra de los mercenarios entre los cartagineses y los rebeldes mercenarios que habían luchado del lado de Cartago contra Roma en la primera guerra púnica. Por las muchas referencias de Kaplan, dan auténticas ganas de leer la novela de Flaubert, que además permite viajar siquiera en la fantasía a épocas pasadas de la región, cuando era boyante y políticamente destacada.
Otro clásico inexcusable es la Eneida, de Virgilio, especialmente el libro IV, que relata el paso de Eneas por Cartago, el enamoramiento de Dido, fundadora de la ciudad, y su marcha furtiva. El libro de Kaplan también estimula el interés por la obra y la figura de San Agustín, que nació en Tagaste, hoy en Argelia, pero vivió su juventud en Cartago, que narra en sus Confesiones. A través de Invierno mediterráneo también descubro al intelectual musulmá Ibn Jaldún, y me recuerda que la primera novela de André Gide, El inmoralista, vertebrada por una suerte de Grand Tour con escala en el norte de África, pasa por El Djem.
Películas para viajar a Túnez
Cuatro hijas: las hermanas del ISIS, un muy recomendable documental que se presentó en el festival de Cannes de 2023 y ha ganado numerosos premios de prestigio incluyendo el Premio César francés a mejor largo documental y estuvo nominada al Oscar en 2024.
Cuenta cómo dos de las cuatro hijas de una mujer tunecina se meten en el ISIS y lo narra desde los testimonios de sus otras hermanas y de su madre. Está dirigido por la tunecina Kaouther Ben Hania y crea un diálogo entre el relato testimonial y la ficcionalización de los hechos que se cuentan (un poco en la línea de The act of killing, pero llevando a acabo una recreación cuidada).
Hedi, un viento de libertad, de 2016, recoge el momento posterior a la primavera árabe. Es una historia pequeña pero interesante. La película está protagonizada por Hedi, un chico de 25 años que trabaja en un concesionario de coches y está a punto de contraer matrimonio con una chica elegida por su familia. Pero se enamora de una guía turística y se planteará rebelarse contra los que han diseñado su vida.
Es una historia pequeña, nada rupturista, pero sirve como un pequeño retrato de cierta parte de la sociedad tunecina y el guion está bien cerrado. En la peli se puede ver el contraste entre Kairuán, la ciudad santa donde vive el protagonista, y Mahdia, una de esas localidades de la costa que vivían del turismo de resort y que tras la primavera árabe y los atentados de 2015 están de capa caída.
Un diván en Túnez, de 2019, es una comedia ligera y entretenida de la directora Manele Labidi, parisina de ascendencia tunecina. La trama de la película cuenta cómo una joven tunecina, después de varios años en Francia, abre su propia consulta psiquiátrica en un popular suburbio de Túnez, justo después de la Primavera Árabe. Y lo interesante es el contraste cultural y el regreso a su pasado después de estudiar en la moderna París.
Del director tunecino Youseff Chebbi, en 2022 se estrenó Ashkal, los crímenes de Túnez. Está ambientada en un ensanche urbanístico cercano a Cartago cuya construcción queda a medias con el estallido de la Primavera Árabe. Se trata de un thriller, con asesinatos, cadáveres calcinados e investigaciones policiales entre esos esqueletos de hormigón, pero la dejé a medias. Es artísticamente ambiciosa, pero deriva en estancamiento y su atmósfera y estética no alimentan el placer visual como para justificar el ritmo excesivamente pausado para una película de este género.
Libros para viajar a Sicilia
Historia de Sicilia, John Julius Norwich. Ático de los Libros, 2023. Traducción de Joan Eloi. 430 páginas.
Originalmente publicada en 2015. Norwich era diplomático hasta que cayó enamorado de Sicilia y escribió un libro de referencia sobre la historia de los normandos en la isla mediterránea. A partir de ese momento, se dedicó fundamentalmente a la divulgación histórica.
Esta historia de Sicilia es una de sus últimas obras, antes de morir en 2018, y traza una buena panorámica de la rica historia de la isla.
Entiendo el interés de Norwich por la presencia normanda en Sicilia porque junto a su época griega es lo más cultrualmente apasionante. Y porque la expresión de la cultura normanda en Sicilia, esa mezcla con los diferentes estratos culturales previos, es quizá lo más singular de su cultura. Bueno, al menos hasta la aparición de la mafia.
Norwich, que también ha escrito una obra sobre la historia de Bizancio, cae rendido ante la catedral de Cefalú, la de Monreale, la capilla palatina…, aunque avisa:
La historia de Sicilia es una historia triste, porque Sicilia es una isla triste. Los visitantes que vienen durante una semana o quince días, como hace la mayoría, no se percatarán de ello. Verán que el sol brilla, el mar hará gala de un increíble color azul y los monumentos les provocarán asombro y admiración. Si estos visitantes son lo bastante sabios como para viajar a Cefalú, se encontrarán cara a cara con una de las obras de arte más impresionantes del mundo. Pero la tristeza está ahí, y todos los sicilianos lo saben”
Deus Ex, Ferdia Lennon. Impedimenta, 2024. Traducción de Jon Bilbao.
Bomba literaria la que nos trae Impedimenta en excelente traducción del escritor Jon Bilbao. La primera novela de Ferdia Lennon, irlandés de orígenes irlandeses y libios, es una genial novela cómica ambientada en el siglo V a.C. en Siracusa, la ciudad siciliana que por entonces era colonia griega.
La trama de Deus Ex se desarrolla en el contexto posterior a la Expedición de Sicilia, famosa batalla de los atenienses contra la ciudad siciliana, que acabó como el rosario de la aurora. La flota ateniense fue derrotada y sus 7.000 soldados supervivientes encerrados en las canteras de Siracusa, condenados a morir de hambre y sed.
Lampo y Gelón, alfareros siracusanos en paro tras cerrar la fábrica en la que trabajaban, buscan que algunos de los condenados les reciten fragmentos de obras de teatro de Eurípides a cambio de algo de comer y beber. Gelón, fervoroso amante del teatro, va más allá y trata de levantar un montaje de Medea con un grupo de ellos.
El libro es fantásticamente anacrónico, una mezcla entre la picaresca irlandesa y la tragedia griega, pero que de algún modo logra transportarte veinticinco siglos y hacerte conectar con un particular universo humano lleno de personajes muy atractivos. La aventura literaria de Lennon funciona. Te hace reír, sentir una profunda pena, grandes dosis de ternura y horror, pensar sobre cuestiones profundas, especialmente sobre la condición humana en contextos de violencia y odio.
Deus Ex termina siendo un canto de amor al teatro y de sensibilidad artística que no parece tomarse en serio a sí mismo pero que sin embargo te golpea el corazón y el estómago.
La viña de uvas negras, Livia de Stefani. Altamarea, 2018. Traducción de Raquel Olcoz.
Fantástico libro ambientado en la Sicilia de los años 20 y 30 del siglo XX. La viña de uvas negras, publicada originalmente en 1953, es la primera novela de Livia de Stefani, palermitana hija de ricos terratenientes que se dedicó a la literatura contra el deseo de sus padres, cuyo hogar abandonó a los dieciséis años, camino de Roma, huyendo de la falta de libertad de la sociedad siciliana.
Aunque al lector contemporáneo pueden sonarle a cliché muchas de las cuestiones que se tratan, fue una de las primera autoras en retratar todos esos elementos que quizá se han convertido en lugares comunes: mafia, opresión de los poderosos en el ámbito rural, machismo, violencia en el seno de la familia, incesto… La novela está escrita como los ángeles. La prosa de Livia de Stefani es muy poética, la construcción de los personajes es acertada y el ritmo narrativo tanto por su trama como por el desarrollo emocional te conduce con fluidez.
Los felices días del verano, Fulco di Verdura. Errata Naturae, 2019. Traducción de Txaro Santoro. 256 páginas.
Fulco Santostefano della Cerda, que es el nombre completo de Fulco di Verdura, fue todo un personaje de la moda y de la jet set del siglo XX, fue el último duque de Verdura, pero es conocido por ser un exitoso diseñador de joyas que comenzó con Coco Chanel y que acabó creando su propio estudio en Nueva York.
En 1977, un año antes de morir, y ya retirado en Londres, publicó Estati felici, “veranos felices” en traducción directa. Los felices días del verano, en edición de Errata Naturae, una colección de estampas de su infancia, comienzos del siglo XX en Palermo, en la finca familiar llena de animales de todo tipo y de fauna humana casi tan variada como la animal. Es un libro agradable, desigual pero entretenido.
El gatopardo, Giuseppe Tommaso de Lampedusa. Cátedra, 2006. Traducción de Raffaele Pinto.
Una mala edición para leer este clásico porque es de pequeño formato y las letras se acumulan como hormigas en la página. Clásico de la literatura siciliana e italiana del siglo XX, encumbrado por la versión cinematográfica de Luchino Visconti.
En una relectura crítica me ha resultado excesivamente barroca, preferiría una elegancia más contenida, más refinada, no la filigrana recargada o los candelabros dorados de cuellos como culebras. Por otra parte, el trasfondo ideológico de la obra me provoca cierto rechazo, me resulta muy obvio -y quizá por eso haya tenido fortuna-, ese “todos los políticos son iguales” o “pase lo que pase siempre mandan los mismos” que curiosamente beneficia a quien tiene el poder ya que trata de desalentar a quienes quieren cambiar los equilibrios de ese poder o el statu quo. Además, en último término, no deja de ser un análisis ventajista de un momento histórico, una arquitectura construida para hacer un análisis a posteriori que casi tiene un carácter de fábula, con sus tipos y estereotipos, para justificar o teorizar ese “hay que cambiarlo todo para que todo siga igual” tan dañino para la vida civil y tan de aristócrata decadente.
Aun así, es una obra que sirve para ambientarse en la historia siciliana, precisamente por ese intento de fresco alegórico desde la mirada del aristócrata.
Gotas de Sicilia, Andrea Camilleri. Gallonero, 2022. Traducción de David Paradela. 104 páginas.
En todas las listas de libros para entender Sicilia, o ambientados en Sicilia, están las novelas negras de Leonardo Sciascia y las de Andrea Camilleri y su comisario Montalbano. Yo he renunciado a ellas porque prefería privilegiar novelas que no fueran de género. Sí he visto la adaptación al cine de El día de la lechuza, de Sciascia, película de 1968 con Claudia Cardinale y Franco Nero y dirección de Damiano Damiani. Muy recomendable. De nuevo, tiene todos esos elementos de mafia y machismo que se han convertido en lugares comunes, pero en los que también Sciascia fue pionero.
De Andrea Camilleri sí leí Gotas de Sicilia, que son pequeñas estampas de personajes o vivencias de la vida del propio Camilleri. Se leen fácil y te ofrecen, como su nombre indica, pinceladas de realidad siciliana.
Punto de realce, Simonetta Agnello Hornby. Tusquets, 2023. Traducción de Carlos Gumpert. 336 páginas.
Simoneta Agnello es una palermitana nacida en 1945, de nuevo de una familia aristocrática. Consiguió una beca Fulbright y se licenció en Derecho en Kansas y Reino Unido, según cuenta la wikipedia. Vive en Londres desde los 70, donde abrió un bufete especializado en la defensa de las comunidades africana y musulmana y en violencia de género. La suya es una trayectoria de defensa de los derechos de la infancia y de los más vulnerables. En 2002 se estrenó como novelista, con 57 años, esta es su decimosegunda obra y con algunas de ellas ha alcanzado un gran éxito internacional.
Punto de realce está ambientada en Palermo en la segunda mitad del siglo XX. Las protagonistas son tres hermanas que tratan de sacar adelante un club de costura para formar y dar una oportunidad a mujeres con pocos recursos. Se trata del cierre (tras Café amargo y Planta noble) de una trilogía protagonizada por una familia aristócrata, que busca ser un retrato sociológico y político de Sicilia.
Todo lo que cuenta es interesante, hay una atractiva ambición en ese intento de retratar Sicilia, de hacerlo a través de un lugar diferente. Por supuesto, la mafia y la política se cruzan en el camino de estas hermanas. Pero no me llegó el nervio emocional de la novela, su trama y sus personajes no me terminan de arrastrar, y le falta esa ambición estilística que sí tiene, por ejemplo, La viña de uvas negras.
Otras propuestas literarias para un viaje a Sicilia
Los virreyes, Federico de Roberto. Acantilado, 2008. Traducción de José Ramón Monreal. 728 páginas.
Me da pena no haber tenido tiempo de leer esta obra, porque tengo la impresión de que es una versión menos manufacturada de El Gatopardo, con el mismo pesimismo histórico, pero con mayor honestidad en el análisis. Como digo, es una impresión.
La obra original es de 1894 y la sinopsis oficial nos habla de una de las más grandes y desconocidas novelas del siglo XIX, la crónica privada y pública de la decadencia de una familia de antigua estirpe española cuyos antepasados—llegados a Catania hacia el 1300—adquirieron, en tiempos de Carlos V, el cargo de virreyes. El marco temporal son los años que van de 1855 a 1882, período en el que se precipita y culmina el proceso de unificación italiana. Combinando la crónica de costumbres con una acerba sátira de tintes expresionistas, De Roberto traza una inolvidable galería de retratos de nobles prepotentes y extravagantes en medio de continuas luchas, litigios e intrigas. Sus vidas y sus excentricidades se entretejen con los acontecimientos contemporáneos, en el tránsito de una época feudal a una nueva era de democracia parlamentaria. Monumental y compacta, pletórica de fuerza narrativa, Los Virreyes sorprende al lector de hoy por la riqueza de planos de lectura, el pesimismo histórico y el nihilismo existencial, y también por su diagnóstico profético de todos los males de la política y de la sociedad italiana modernas. El arte de De Roberto eleva este diagnóstico a símbolo universal de las amargas verdades que se esconden detrás de las falsas ilusiones sobre la historia y la propia condición humana.
De Simonetta Agnello Hornby, hay dos libros sobre Sicilia, Unas gotas de aceite, y Palermo es mi ciudad, ambos publicados por la editorial Gatopardo. Periférica publicó en 2019 la traducción de Natalia Zarco de Los niños del Borgo Vecchio, de Giosué Calaciura, una novela de 168 páginas ambientada en un barrio pobre del centro de Palermo. Muy atractivo es Los valientes están solos, de Roberto Saviano, el autor perseguido por la mafia desde la publicación de Gomorra, ha sido publicado en 2023 por Anagrama con traducción de Juan Manuel Salmerón (592 páginas), y habla sobre el juez Falcone, asesinado por la mafia porque fue uno de los grandes azotes del crimen organizado en Italia.
Además, otros clásicos que aparecen en las listas de libros sobre Sicilia son Historias sicilianas, de Giovanni Verga, publicada por La línea del Horizonte con traducción de Paloma Alonso, y Sicilia mía, de Cesare Brandi, en Elba, con traducción de Carmen Artal; el original es de 1989 y esta edición es de 2015 y tiene 184 páginas.