Esta entrada se titula los mejores libros de 2024 para optimizarla de cara a los buscadores, pero es obviamente la lista de los mejores libros del año entre los que he leído. ¿Qué libros leer en 2024? ¿Qué nuevas lecturas afrontar entre las obras publicadas en español en 2024? Como seguramente buscas novedades editoriales interesantes, al menos te llevarás unas sugerencias valiosas, una lista muy personal que se irá actualizando a lo largo del año.
La península de las casas vacías, David Uclés (Siruela)
Sorprendente propuesta narrativa de un joven escritor que cuenta en tono de realismo mágico la vida de la imaginaria familia Ardolento entre 1936 y 1939 en Iberia, un país también imaginario que incluye lo que en la realidad histórica son España y Portugal. La novela relata la vida de la estirpe en su pueblo, Jándula, y las peripecias de los diferentes miembros de la familia por la península, azotada por la guerra civil.
En La traducción del mundo, Juan Gabriel Vásquez habla así de la ficción histórica:
¿Cómo explicar que «los más crueles asesinatos de la revolución francesa» hayan resultado de «la prédica de la igualdad de todos los hombres», y que «las guerras más perversas» resulten de la «prédica del amor»? Es preciso, dice Tolstói, reconocer la intervención de fenómenos que solo cabe llamar accidentales. Pues bien: esas fuerzas ocultas e inexplicadas, esos fenómenos que llamamos accidentales, no reciben, no pueden recibir, la atención del historiador. Son de naturaleza psicológica o emocional, no visibles ni documentables. No los vemos, pero están allí. De estos mecanismos, creo yo, se ocupan las novelas”
La península de las casas vacías se ocupa de esos mecanismos creando una obra ambiciosa nacida de las batallitas familiares de un señor de Jaén cuyo nieto vio en ellas un potencial literario de primer orden. Durante quince años, esta novela ha ido madurando y reformulándose, en un proceso audaz y laborioso que podría haber derivado en un resultado fallido, pero que nos entrega una original crónica de la guerra civil española, una novela que -según mi criterio de lector recién impactado- se hace un hueco privilegiado en la balda de literatura contemporánea en castellano.
Deus Ex, Ferdia Lennon (Impedimenta)
Bomba literaria la que nos trae Impedimenta en excelente traducción del escritor Jon Bilbao. La primera novela de Ferdia Lennon, irlandés de orígenes irlandeses y libios, es una genial novela cómica ambientada en el siglo V a.C. en Siracusa, la ciudad siciliana que por entonces era colonia griega.
La trama de Deus Ex se desarrolla en el contexto posterior a la Expedición de Sicilia, famosa batalla de los atenienses contra la ciudad siciliana, que acabó como el rosario de la aurora. La flota ateniense fue derrotada y sus 7.000 soldados supervivientes encerrados en las canteras de Siracusa, condenados a morir de hambre y sed.
Lampo y Gelón, alfareros siracusanos en paro tras cerrar la fábrica en la que trabajaban, buscan que algunos de los condenados les reciten fragmentos de obras de teatro de Eurípides a cambio de algo de comer y beber. Gelón, fervoroso amante del teatro, va más allá y trata de levantar un montaje de Medea con un grupo de ellos.
El libro es fantásticamente anacrónico, una mezcla entre la picaresca irlandesa y la tragedia griega, pero que de algún modo logra transportarte veinticinco siglos y hacerte conectar con un particular universo humano lleno de personajes muy atractivos. La aventura literaria de Lennon funciona. Te hace reír, sentir una profunda pena, grandes dosis de ternura y horror, pensar sobre cuestiones profundas, especialmente sobre la condición humana en contextos de violencia y odio.
Deus Ex termina siendo un canto de amor al teatro y de sensibilidad artística que no parece tomarse en serio a sí mismo pero que sin embargo te golpea el corazón y el estómago.
Olor a hormiga, Júlia Peró (Reservoir Books)
Para alguien que disfrutó Lo que hay, de Sara Torres, la lectura de la primera novela de la poeta y artista multidisciplinar Júlia Peró (Barcelona, 1995) convocaba de antemano varios y significativos elementos de aquella: primera novela de una poeta en la editorial Reservoir Books (Penguin Random House) cuya trama aborda la vejez, el cuerpo enfermo y el deseo lésbico desde un lenguaje plástico… La faja que acompañaba al libro, de la que rápidamente me deshice, venía cargada de elogios de autoras contemporáneas, entre ellas de la misma Torres. Un bagaje previo que podría sobrecargar el viaje lector, haciéndolo descarrillar. Y sin embargo, al finalizar este, la referencia a Lo que hay es plenamente válida, sin que por ello la obra de Peró deje de tener una fuerza y una independencia propias.
Olor a hormiga transcurre en la mente de una mujer mayor con visos de demencia senil, encerrada en su casa, acompañada por un gato que presumimos imaginario -en ocasiones parece el desdoblamiento de ella misma- y por una joven que acude a limpiar la casa, cocinarle y cuidar de ella algunos días por semana. El punto de partida es arriesgado, no tanto por su minimalismo, como por el hecho de que una mujer menor de treinta años se introduzca en la mente de una anciana, algo anatemizable en un ambiente crítico que exige a los escritores hablar exclusivamente de lo que conocen, han vivido o conforma su identidad. O si acaso hacer una crónica rigurosa de la realidad.
Peró, sin embargo, enarbola una bandera prístinamente literaria, la de la imaginación. Se viste con la mirada, el cuerpo y la voz de una mujer mayor, senil, deseante. Y lo hace con un lenguaje plástico, flexible, perspicaz, con un ritmo fluido y musical. La trayectoria poética y artística de la autora se pone de manifiesto, como en Sara Torres, como en Irene Solà. Al mismo tiempo que se construye una obra poética en estilo y en estética, el discurso narrativo de Olor a hormiga acoge reflexiones agudas sobre la soledad, la relación con los padres, el sexo, el deseo, la vejez o el feminismo.
Ella gemía y a veces se quedaba callada. Entonces me decía más lento, más lento, a la derecha, arriba. Y yo intentaba ser obediente. Estaba extasiada, quería rebanar el deseo. No me importó pasar tanto tiempo, no sé cuánto, allí abajo. No me importó, y después, como si fuera lo que tenía que pasar, a la chica se le tensó el cuerpo, tanto se le tensó que tembló. Luego estalló levemente en un gemido contenido, como una gota de agua tímida resbalando por un cristal. Me limpié la sangre con la sábana. Pensé en la lavadora”
Presentes, Paco Cerdà (Alfaguara)
En 14 de abril, que ganó el Premio de No Ficción de Libros del Asteroide, Paco Cerdà (Genovés, Valencia, 1985) construía el relato de un día histórico, el de la proclamación de la Segunda República española, a partir de la recreación con un estilo de crónica periodística de breves episodios protagonizados por numerosas personas reales (célebres o desconocidas) que componían un mosaico evocador, diverso y riguroso.
De Presentes (grupo Penguin Random House) casi podríamos decir que es una nueva entrega de lo que podría ser una saga de episodios nacionales del siglo XX. Cerdà se sirve en esta ocasión del traslado de los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, desde Alicante al monasterio de El Escorial, en otoño de 1939. La crónica de las diez jornadas durante las que se recorrieron a pie casi quinientos kilómetros hace de plantilla sobre la que se distribuyen las recreaciones de personas y circunstancias, figuras históricas e individuos casi anónimos, que permiten trazar un relato histórico-político y una descripción emocional de una España que acababa de salir de la crudelísima guerra civil.
Con respecto a 14 de abril, el tono de Presentes es más solemne y más trágico. Al tratar de evocar lo que supuso aquel viaje, la prosa se contagia de la épica que se quiso imprimir a aquella iniciativa. Y al mismo tiempo, hay en el ritmo con el que se van desgranando las vidas de las personas más variadas, una cadencia funeraria, elegíaca, tétrica. Un contraste que, para quien quiera darse por enterado, trasluce una ironía lúgubre.
Para su labor narrativa, Cerdà escoge de nuevo la voz de un cronista que quiere ser preciso y riguroso pero al mismo tiempo hondamente afectivo, ayudándonos a entender con una literatura hecha de carne y de sangre qué era aquello de la intrahistoria -¡las personas!-, y cómo la Historia con mayúsculas, la que describe las luchas por el poder y la autoridad, nunca deja de ser un engranaje manejado por concretísimas personas al que no le importa desguazar vidas concretísimas.
Nocturno de tenis, Luis Torres de la Osa (Libros del KO)
Un libro que podríamos enmarcar en lo que recientemente se ha venido llamando “ensayo emocional”. Tal vez. Porque no es fácil de definir. El autor de este libro practicó el tenis hasta los dieciséis años, llegando a ganar un campeonato regional y quedar entre los ocho cuartofinalistas de un campeonato nacional de su categoría, en el que venció al que pocos años después sería número uno del mundo, Juan Carlos Ferrero.
A partir de este núcleo sustancial, Luis Torres teje una suerte de meditaciones en torno al tenis, la literatura, el paso de la niñez a la juventud y, finalmente, un “qué hubiera pasado si” que disimula arrepentimientos o frustraciones.
La premisa me resulta tan poco sugerente como suena, ya que de ella podrían salir infinidad de obras mediocres. A ello hay que sumar que no soy un gran apasionado de la literatura del yo. Sin embargo, Torres de la Osa demuestra tener una mirada lírica y penetrante y una prosa de alta calidad (rozando la pedantería en algunos momentos, pero se le perdona) que hacen que la lectura de su libro pueda llevarse a cabo como haría el narrador mismo con su vaso de bourbon, a sorbitos, o con la avidez de un glotón compulsivo, que es como yo la he leído. En ambos casos, con placentera intensidad.
Afirma McPhee, con razón, que el tenis es un deporte donde el nivel de juego de cada contrincante es crítico. Si los niveles de juego mutuos no son razonablemente parejos, no existirá partido: el mejor jugador, probablemente aburrido, arrasará a su contrincante. ¿Sucede algo similar, parece McPhee sugerirnos, con los libros y sus lectores? ¿Requiere la literatura, también, un cierto nivel de juego? ¿Hay libros que se les quedan grandes, enormes, a sus lectores, y viceversa?”
El volumen del tiempo I, Solvej Balle (Anagrama)
El tiempo se ha roto en la vida de la librera de viejo Tara Selter, que vive junto a su marido en una pequeña localidad francesa. Por motivos laborales, ha viajado a Burdeos. Durante el 18 de noviembre ha estado ocupada en las gestiones que la habían llevado a la ciudad. Termina el día y se recoge en su hotel para dormir. Al despertar, es 18 de noviembre de nuevo. Una asincronía con el resto de las personas que se convierte en la normalidad para ella durante decenas y decenas de días, una vida que empieza a registrar por escrito a partir del #121.
Sobre esta premisa inverosímil pero ya icónica gracias a la película protagonizada por Bill Murray, la escritora danesa Solvej Balle (1962) construye un proyecto literario absolutamente diferente cuyo éxito podría resultar también inverosímil pero no es del todo asincrónico con los tiempos que vivimos.
Ahora me resulta chocante que alguien pueda inquietarse tanto ante lo inverosímil, cuando sabemos que toda nuestra existencia descansa sobre hechos extraordinarios e improbables coincidencias. Que si estamos aquí se debe únicamente a dichas rarezas: que haya seres humanos en este que llamamos nuestro planeta, que podamos movernos por una esfera que gira en el espacio sideral lleno de objetos inconcebiblemente grandes con partes tan diminutas que el pensamiento no alcanza a entender cuántas son y cuán pequeñas. Que estos objetos infinitamente pequeños en medio de lo inconcebiblemente grande puedan mantener la unidad. Que nos mantengamos suspendidos. O simplemente que existamos, que cada cual haya venido a la existencia en tanto una sola de esas infinitas posibilidades. Llevamos en nosotros lo impensable todo el tiempo. Ya ha sucedido: somos inverosímiles, procedemos de una nube de increíbles coincidencias. Sería lógico pensar que semejante saber debería representar para nosotros al menos cierto pertrecho a la hora de afrontar lo inverosímil. Pero por lo visto sucede lo contrario. Nos hemos acostumbrado a vivir con ello sin sentir vértigo cada mañana, y en lugar de movernos vacilantes, con precaución, en un asombro continuo, vamos por la vida como si nada hubiera pasado, subestimamos lo extraordinario, y el vértigo solo aparece cuando la existencia se muestra como lo que es: inverosímil, imprevisible, extraordinaria”
La editorial Anagrama (grupo Feltrinelli) publica en castellano (traducción de Victoria Alonso) la primera entrega de este proyecto de siete libros (cómo no pensar en la Septología de Fosse) en la que Balle juega con los planos temporales y la ruptura de la linealidad cronológica tal y como la conocemos para construir una reflexión sobre la cotidianidad, la trascendencia, las relaciones personales, la soledad, la percepción del tiempo o la imprevisibilidad de nuestras existencias. Lo hace con un estilo preciso, cartográfico, fríamente lírico, como si escribiese con la finísima punta de un Rotring.
Este primer libro es deslumbrante en muchos aspectos, aunque queda por ver cómo logra mantener viva la llama durante siete entregas de un proyecto inevitablemente escandinavo, cuya gelidez racionalista en el tono y la mirada podría ahuyentar a las lectoras y los lectores y que, sin embargo, va llevando con la fluidez aparentemente inmaculada pero irregular de un río.
Atusparia, Gabriela Wiener (Random House)
La anterior novela de Gabriela Wiener, Huaco retrato, obtuvo una nominación al prestigioso Premio Booker Internacional a libros traducidos al inglés. Con Atusparia, la autora de origen peruano (Lima, 1975) se confirma como una de las voces latinoamericanas más interesantes del panorama actual.
La novela se nos ofrece como autoficcional, parece estar basada en la propia experiencia biográfica de la autora, pero es algo que literariamente no me afecta como lector, porque si no me lo cuentan no lo sé, ni por el tono puedo suponerlo. Quizá por el lado positivo aporte cierto valor documental al relato de la infancia de la narradora.
Atusparia es el nombre de un luchador indígena del siglo XIX que da nombre a un colegio soviético en el Perú de los años 80. En ese colegio estudia la protagonista, que después de una adolescencia y primera juventud de desenfreno sexual y de drogas, acaba convirtiéndose en una política de izquierdas que adopta ese mismo nombre, Atusparia, y termina encerrada en una cárcel amazónica.
El libro es muy grato de leer tanto por su estilo como por el ritmo narrativo. Atravesando sus páginas, tienes la sensación de que es una lectura fácil y sin embargo eso no impide que haya una gran calidad en la construcción del discurso y en no pocos momentos líricos. La originalidad en el tratamiento de los temas es un valor de esta novela política en la que lo activista izquierdista no resulta en pantomima ni en mitología abrazada ni en superstición. El empalagoso lenguaje técnico del marxismo que en otros contextos resulta atroz, aquí se engarza con la vida y es jugado con ironía.
Hay en todo el libro -sospecho que también por parte de la propia autora- un matar al padre. A la madre. Aunque curiosamente lo hace matando la maestra a la discípula. La mayor mata a la joven. Quizá también la Gabriela Wiener experimentada y de vuelta de una ideología fuertemente doctrinal quiere matar a la flipada que ella fue y al hacerlo mata a la ideología paterna y materna. No lo sé, son retruécanos interpretativos biográficos a los que la novela da pie, pero que ni suman ni restan, no vamos a engañarnos.
James, Percival Everett (De Conatus)
Para quienes ya conozcan la literatura del escritor estadounidense Percival Everett (Georgia, 1957), James es el nuevo hito de una trayectoria sostenidamente brillante y coherente que apunta hacia un creciente reconocimiento internacional. Con esta novela ha sido finalista del Premio Booker una vez más y ha ganado el National Book Award en la categoría de ficción.
En James, Everett reescribe el clásico de Mark Twain, Las aventuras de Huckleberry Finn, pero desde el punto de vista de Jim, el esclavo negro. Lo hace con esa mezcla de humor irónico, ingenio intelectual y profundidad disfrazada de ligereza que ya vimos en Los árboles, otra obra fantástica del autor afroamericano que ya incluí en la lista de mejores libros publicados en castellano en 2023.
El tono de esta novela es quizá de una mayor gravedad que en Los árboles. En ella, Everett creaba de la nada y podía disponer las piezas a su antojo, llevándolo a un paroxismo surrealista como el que permea por ejemplo su Dr. No, otra de las obras de Everett publicadas este año por De Conatus (también con traducción de Javier Calvo). En James, sin embargo, la libertad creadora del autor está más limitada, al basarse en un personaje preexistente.
Aprovechando las licencias que el humor le permite, Everett juega con James al anacronismo y a la pura invención, haciendo que el protagonista sea en realidad una persona cultivada, que sueña con filósofos y se enfrenta a sus posiciones supremacistas, que debe recrear un lenguaje pobre ante los blancos para que estos no se sientan amenazados, y que pone en solfa la figura de los falsos aliados, de quienes consideran que la esclavitud está mal pero tampoco luchan contra ella y del paternalismo que esconde una visión supremacista.
Para quienes no somos muy proclives a la literatura humorística, Everett vuelve a demostrarnos (como este mismo año lo ha hecho Deus Ex, de Ferdia Lennon) que la comicidad y la hondura literaria no están peleados. Por si Cervantes no lo había dejado suficientemente claro.
M, la hora del destino, Antonio Scurati (Alfaguara)
Cuarta entrega de la saga de novelas que recrea con un tono casi documental la vida de Benito Mussolini, fundador del fascismo y líder de Italia durante veinte años. En el tercer volumen, Scurati (Nápoles, 1969) nos dejaba al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en la primavera de 1940, cuando Mussolini decidía meter a Italia en la guerra junto a la Alemania nazi. Este cuarto tomo, que no será el último, ya que termina en 1943 y el dictador murió en abril de 1945, se centra en las diferentes operaciones del conflicto bélico durante el trienio que va desde la victoria aplastante de las tropas alemanas en el frente occidental europeo al comienzo del hundimiento del Eje, tras el fracaso de sus ofensivas en el norte de África y en el frente ruso. Publicado por Alfaguara (grupo Random House), cuenta con la traducción de nuevo de Carlos Gumpert.
El megaproyecto literario que supone M (inevitable pensar en la película de Fritz Lang) es sin duda una de las obras editoriales más importantes en lo que llevamos de siglo y me sorprende que sus últimas entregas hayan sido ignoradas por buena parte de los ránkings y repasos anuales de los mejores libros editados en España. Como proyecto que suma ya más de dos mil páginas y ha sido publicado paulatinamente es natural que el lector pueda sentir cierta irregularidad en el ritmo o que haya unas partes que le atraigan más que otras, pero para mí es indudable que como proyecto completo es una obra magna.
Para mí, eso sí, este cuarto libro es menos interesante que los otros tres, ya que se centra mucho más en la mera sucesión de hechos militares y las consecuencias políticas que conllevan, dando mucho menos espacio al desarrollo de personajes secundarios que en entregas anteriores enriquecían el universo mussoliniano y eligiendo un tratamiento más factual que psicológico y emocional de las personalidades que transitan la historia.
A él, que es un animal político, que siempre ha mirado las cuestiones técnicas, militares y económicas con desdeñosa indiferencia, se le pide que no vea que el desembarco angloamericano, si es que acontece, se producirá en el norte de África con el objetivo específicamente político, no militar, de golpear el eslabón débil de la cadena, de derrocar al régimen fascista, de sacar a Italia del conflicto a fuerza de aclamación popular. Y precisamente él, el político por excelencia, a quien no le queda otra que digerir la obcecada negativa de Hitler a cerrar el frente ruso para concentrar esfuerzos en el Mediterráneo, donde ahora está claro que se decidirá el destino de Europa, su aviesa negativa a situar la guerra en una perspectiva política que no sea la visión de todos los pueblos del continente reducidos a la esclavitud pangermánica, ¿debe digerir el lúcido fanatismo de Hitler, ese furor de lógica en bucle, en su infinita búsqueda de un cuerpo, de una sangre originaria y feroz, más allá de toda razón?”
Bad hombre, Pola Oloixarac (Random House)
De este libro de Pola Oloixarac (Buenos Aires, 1977) no conocemos -al menos yo- el grado de ficción con el que ha sido construido. Esto es algo que no debería importar si no fuera porque tampoco sabemos exactamente si es novela o ensayo, y en caso de ser algo si tiene un caracter documental o filosófico o activista. En la hibridación de géneros literarios en la que navegamos, en la anomia editorial, en la libertad creativa que navegamos, qué más da, te preguntarás. Y no te falta razón, pero.
Bad hombre es un libro que no gustará en los pódcasts feministas. Oloixarac cuenta desde el yo aparentemente autobiográfico una serie de historias cuyo hilo argumental es la venganza, en la mayor parte de los casos nacida del despecho femenino y a cobijo del espíritu del #MeToo, por simplificar. La Oloixarac narradora comienza con un caso sufrido por ella misma, la falsa acusación de negacionista por parte de una examiga de tiempos de la universidad que puso fin a su amistad porque Pola no quiso apoyarla en un escrache en redes sociales contra un hombre que, según la examiga, le había contagiado un herpes después de un tiempo de relación erótica.
A partir de ahí, encadena varias historias de hombres cancelados en su entorno literario-intelectual por acusaciones aparentemente nacidas del despecho o del intento de apartar a un rival en la carrera profesional. Visto desde una mirada activista, el libro puede interpretarse como un not all men, o como una recusación de la tiranía que puede surgir de cualquier causa de liberación (la historia está llena de colectivos oprimidos que pasaron a ser opresores cuando tuvieron la ocasión de tomar el poder). Y quizá es ambas cosas. Claro que yo soy un varón cishetero y voy a mirar con lógica simpatía una posición que no demonice mi identidad.
Yo no sabía de qué estaba escribiendo ya. De la verdad como ilusión, de la ilusión como verdad. De las mujeres que, como las diosas antiguas, reclamaban el poder de hacer y deshacer las vidas de los hombres. Que una mujer con el corazón destrozado es como un dios vengador siempre se había sabido; solo que ahora contaba con un ejército grandioso e inexpugnable para serlo. Detrás de la virtud se esconde el trauma”
Me ha parecido un libro original, punzante, sugestivo, divertido, incitante y sexy. Es una obra que me lleva a la reflexión, al debate interno desde el desacuerdo, a la incomodidad por poner el foco en posiciones beligerantes con el consenso moral dominante en mi círculo sociopolítico y lo hace desde un estilo literario lleno de dinamismo, escurridizo, desbocado, y al mismo tiempo profundo.
Opus, Gareth Gore (Crítica)
Resulta fascinante -e ilustrativo- el hecho de que tenga que ser un escritor británico quien trate de poner orden y narrar de forma sistematizada la trayectoria de una de las organizaciones que más ha influido en los últimos cien años de la historia de España, el Opus Dei.
Gareth Gore, el autor de este libro (con traducción de Efren del Valle) de Crítica (Planeta), es un periodista especializado en información económica que viajó a Madrid para informar sobre la quiebra del Banco Popular en 2017. Esa fue la rebaba de la que tiró, destapando la realidad de un grupo de accionistas que controlaba el banco y que a su vez estaba controlado por el Opus Dei. La curiosidad y el espíritu de exploración le llevó a investigar qué era esta institución y qué relaciones tenía con el poder económico.
Este es el punto de partida para hacer un sintético repaso histórico al nacimiento y desarrollo de la institución católica. Gore contextualiza así la toma de control del banco por parte del Opus Dei y la progresiva influencia de esta organización en las estructuras políticas del franquismo. Siguiendo el relato cronológico, el ensayo describe y analiza la relación del Opus Dei con el Vaticano, y después la penetración en círculos conservadores del poder económico y político estadounidense, incluyendo figuras muy cercanas a Donald Trump.
El resultado es Opus. Y a pesar del sensacionalismo del subtítulo que acompaña al libro: Ingeniería financiera, manipulación de personas y el auge de la extrema derecha en el seno de la Iglesia Católica, es un intento riguroso de explicar las estructuras económicas y financieras que sostienen el trabajo del Opus Dei en el mundo, y su explicación desde el contexto histórico. Solo algunas veces se le escapan al autor algunas afirmaciones valorativas que para mí debilitan el rigor analítico. También hay formas erróneas de nombrar elementos propios del Opus Dei, que seguramente utilizarán quienes quieran desautorizar todo el ensayo.
La Obra, como se conoce popularmente entre sus miembros y simpatizantes, ha sido una de las instituciones más importantes en la historia de la segunda mitad del siglo XX en España (y su influencia en ámbitos como la judicatura, la empresa o la política sigue vigente) y creo que no se ha contado de un modo riguroso y actualizado. Creo que es una gran laguna en la historiografía española que esta obra, más divulgativa que académica -pero llena de notas- ayuda a paliar.
Soberbia, Recaredo Veredas (De Conatus)
Con su quinta novela, Recaredo Veredas relata la vida de un pijo redomado, hijo de esas familias bien madrileñas encumbradas en el franquismo inmediatamente después de la guerra.
Lo que podría ser una saga tolstoiana es sin embargo un relato en 185 páginas de cincuenta años de vida. Porque el estilo de Vereda es afilado, directo, sin estucados ni excesos literarios. Se le nota el éxito profesional en el ámbito de la abogacía porque hay en Soberbia un aire de informe jurisconsulto escrito por una persona perspicaz, inteligente y que se permite la ironía seca, la expresión aguda para definir una situación, un personaje, una relación… en definitiva, alguien con voluntad literaria.
Lo que podría ser exclusivamente la radiografía de esa clase poderosa consolidada en la segunda mitad del siglo XX en el barrio de Salamanca de Madrid (ese que los aviones de Franco no bombardeaban en el asedio crudelísimo de Madrid durante la guerra civil española), es una historia concreta con la que cualquier clase media aspiracional actual puede conectar, un viaje de ambición, soberbia y fracasos.
Aunque parezca una ficción extemporánea, creo que la obra de Veredas está tristemente de actualidad en el panorama social y político español.
A la alta sociedad nunca le ha importado con qué hacen negocios y se enriquecen los suyos. La moral es cosa de clase media. Blanca sabe que a su familia, mientras tenga dinero, no le preocupa en absoluto con quién se case. Nunca han tenido la menor confianza. Sin embargo, su difunto padre, muerto de cáncer, esa extraña y fulgurante enfermedad, habría indagado sobre la respetabilidad de los López de Lucena y tal vez habría hallado que su crimen estaba demasiado cerca, aunque nadie cuestionara su necesidad. No hay fortuna ni nobleza que no provenga de un delito y el premio siempre nace de exprimir sus frutos con la mayor soberbia posible”
Golpe de gracia, Dennis Lehane (Salamandra)
Los textos de promoción de esta novela, nos recuerdan -o nos informan a quienes no lo sabíamos- que su autor es el responsable de Mystic River, que adaptó al cine Clint Eastwood en una película maravillosa. Lehane (Boston, 1965) ha escrito otras obras adaptadas con éxito a la gran pantalla como Shutter Island o Desapareció una noche. Además, ha sido guionista en las brillantes series The Wire o Boardwalk Empire.
Golpe de gracia, traducida por Aurora Echevarría para Salamandra (grupo Penguin Random House), lleva, efectivamente, al universo narrativo de Mystic river (al menos el de la película). La historia se desarrolla en Boston en 1974, en las semanas previas a que se ejecute la sentencia judicial que obligaba a intercambiar alumnos de institutos públicos de diferentes distritos con el objetivo de acabar con la segregación racial. Los protagonistas son los habitantes de South Boston, un barrio pobre de ascendencia irlandesa dominado por una banda.
El asesinato de un joven afroamericano y la desaparición de una adolescente blanca son el motor de una trama que engancha y que permite fotografiar, en la línea del mejor género negro, un ambiente, unos personajes y una época.
Estos personajes están cincelados -y el verbo es oportuno- con mucha fuerza. La protagonista principal es una mujer del barrio que se empeña en investigar qué ha pasado con su hija, enfrentándose a los jefazos de la mafia local. A su alrededor, un catálogo de seres humanos que podrían caer fácilmente en el cliché, pero a los que Lehane dota de vida y personalidad propias. El estilo literario de Golpe de gracia es esa prosa cazallera y cizallera que si se intenta imitar puede resultar cipotuda, estereotípica. Cazallera porque raspa cuando sale por la garganta, como una lija, y cizallera porque el fraseo es cortante, a veces coqueteando con el riesgo de trasquilar la prosa.
Pero ese estilo de narrador macarra, muy de novela pulp, barriobajero y con frases al estilo “sal de ese jodido coche, Frankie” que pueden sonar a lugar común en otros, funciona porque, como decía más arriba, la trama no avanza, te arrastra, e incluso cuando anticipas elementos y giros argumentales, no importa, porque entonces logran interesarte las relaciones entre personajes, sus personalidades, la creación del ambiente o los detalles concretos del viaje de esos seres humanos hacia el desastre.
La llamada. Un retrato, Leila Guerriero (Anagrama)
El libro de la periodista argentina Leila Guerriero (Junin, 1967) traza -a través de decenas de entrevistas- un perfil detallado de Silvia Labayru, una mujer argentina que formaba parte de la guerrilla montonera y que fue secuestrada y violada en la ESMA, la escuela de mecánica de la armada en Buenos Aires, durante la dictadura militar argentina.
Hay lectores influyentes, especialmente periodistas, que han publicado elogios que hablan de este libro, ya en enero, como el libro del año. Alguno, como Sergi Pamies, hablaba de “libro de la década”. Las hipérboles.
Para mí, La llamada es un enorme trabajo de documentación periodístico y en muchos momentos un brillante ejercicio de literatura. Tiene el poder de las grandes narraciones de personajes, de hacer que tras el recorrido lector sintamos que hemos conocido a fondo a alguien del que antes de abrir las páginas del libro ni habíamos escuchado su nombre.
Además, para quienes no conocemos bien el ambiente político de los años 70 en la Argentina, la muy discutible lucha montonera, el golpe de estado y las atrocidades cometidas por Videla y sus secuaces, tiene un gran valor histórico y documental.
Para mi gusto el libro es finalmente excesivo en su acumulación de relato, me termina resultando repetitivo y redundante. Soy consciente de que es algo buscado, pero a mí me resulta cargante. Y echo de menos que Guerriero despliegue más su talento poético, que cuando aparece ofrece pepitas de oro maravillosas en la narración. Como cuando describe la luz de las atmósferas. Hubiera preferido que la Guerriero poeta hubiera ganado más veces el pulso a la Guerriero cronista, periodista. En cualquier caso, es un buen libro que mirando con perspectiva, está entre lo que más me ha gustado de este año.
Meses más tarde, un día en que hablo por teléfono con mi padre, le digo que estoy escribiendo un libro, este libro. Me pregunta de qué se trata. Nunca le he contado. Le cuento. Me dice: «Pasaron cuarenta años. ¿Todavía hay gente que quiere leer es- tas cosas?». Él mismo se ha pasado años leyendo «estas cosas», pero le digo que no lo sé (y es verdad). Pienso: «Hay historias que no terminan nunca»”
Reediciones recomendables de 2024
Cordero negro y halcón gris, Rebecca West (Reino de Redonda)
Cuesta entender que este libro, un referente señero de la literatura de viajes, una obra maestra descomunal, no se hubiera reeditado en castellano desde 2001. Por fin, Reino de Redonda ha reeditado el texto (del primer tomo en enero de 2024 y el segundo en septiembre), con la misma traducción de Luis Murillo Font.
Este pasaje del epílogo explica los motivos que le llevaron a escribirlo:
A lo largo de más de mil quinientas páginas, publicadas originalmente en 1941, la escritora británica Rebecca West construye una obra cuyo hilo argumental es un viaje en 1936 por el entonces Reino de Yugoslavia, seis semanas atravesando lo que hoy son Croacia, Bosnia, Serbia, Kosovo, Macedonia del Norte y Montenegro. Un relato del viaje, las personas con las que se va encontrando y los lugares que visita, en los que van apareciendo sus puntos de vista y los de las personas que la acompañan sobre la realidad histórica de entonces, además de extensos relatos sobre el pasado histórico de esos lugares.
Nada me había afectado tanto en toda mi vida como aquel viaje por Yugoslavia. En parte se debía a la curiosa coincidencia entre las formas y colores naturales de las zonas occidental y meridional de Yugoslavia y las formas y colores de mi imaginación. Macedonia es el país que yo siempre he visto entre el sueño y la vigilia; desde la infancia, cuando me cansaba de estar donde estaba, deseaba convertir aquel pueblo en algo como Jaice o Mostar, como Bitolj u Ohrid. Pero ese viaje me llegó también al alma porque fue como agarrar una hebra de lana que podía sacarme del laberinto en que, para mi sorpresa, yo me había encontrado encerrada. Era posible que si seguía aquel hilo hasta el final me encontrara ante una puerta cerrada, y que ese laberinto fuera mi única posesión aquí en la tierra. Pero al menos ahora conocía sus recovecos, cada pasillo y cada cámara acorazada, y nada de lo que había acontecido en mi vida antes de ese viaje me había aclarado ninguno de estos misterios.
La experiencia hizo que me dijera a mí misma: «Si pocos años antes del saqueo de Roma una mujer romana hubiera comprendido por qué se iba a producir éste y qué motivaciones inspiraban a los bárbaros y cuáles a los romanos, y hubiera escrito todo lo que pensaba y sentía al respecto, el resultado habría sido útil para los historiadores. Mi situación, aunque menos inapelable, es igual de interesante». Mi deber era pasar todo aquello al papel.
De modo que decidí poner por escrito lo que una inglesa típica sentía y pensaba a finales de los años treinta cuando, convencida de la inevitabilidad de la segunda guerra anglo-germana, había podido seguir las oscuras aguas de ese evento hasta su nacimiento. Ello significaría para mí varios años de retiro. Tenía que escribir una larga y complicada historia, y añadir a eso un relato de mí misma y de las personas que me acompañaron, porque mi objetivo era mostrar pasado y presente uno al lado del otro ya que el segundo era consecuencia del primero”
Inicialmente el libro tal vez enganche porque habla de sitios en los que uno ha estado o le gustaría haber estado, pero a medida que se avanza en la lectura, lo que te cautiva es la calidad literaria de la narración. Progresivamente la lectura me llevó como en una novela, con el añadido para mí del muy jugoso relato histórico y la mirada propia que la autora no tiene reparo en expresar. Este libro es un viaje en sí mismo.
El cuarto de Giovanni, James Baldwin (Sexto Piso)
No creo que una novela deba ser redonda. Muchas de mis obras favoritas son desmesuradas, contrahechas, llenas de partes supuestamente prescindibles. La perfección de una obra literaria es una aspiración irreal e innecesaria. Dicho todo esto, El cuarto de Giovanni, reedición de la obra original de 1956 con traducción de Ismael Attrache, me parece una novela redonda que nos recuerda a los melodramas más impactantes del Hollywood clásico, con su pizca de cine de autor francés, con su parte de la que podría beber el Almodóvar más intenso. Una obra certera y precisa, suficiente y exacta en su brevedad.
Sexto Piso recupera este libro en el centenario del nacimiento de James Baldwin, escritor y activista por los derechos civiles que desde su identidad homosexual y afroamericana indagó en ficción y ensayos (Capitán Swing ha recuperado también en 2024 la breve colección de ensayos La próxima vez el fuego) sobre religión, raza y homosexualidad.
El cuarto de Giovanni cuenta la historia de un amor truncado entre el protagonista, un joven estadounidense que viaja a París huyendo de su hogar para encontrar un hueco en el mundo y un camarero italiano que trabaja en un bar de ambiente. Mientras el protagonista aguarda la vuelta de su novia norteamericana, que ha viajado a España llena de dudas sobre su futuro, entabla una relación erótica con Giovanni, una relación que tanto personaje como lector sabemos que está destinada a un final trágico, tratado sin aspavientos.
Esta historia, que podría poseer apenas la potencia de ser narrada en unos años en los que la homosexualidad estaba criminalizada en Estados Unidos y en los que se había promulgado una ley para prohibir explícitamente emplear a personas homosexuales en agencias del gobierno federal, es una historia narrada con poética elegancia y capacidad de evocación, ambientada en un París todavía mítico, perspicaz en la indagación psicológica de los afectos, inteligente y honda en los diálogos y en la manera de representar la naturaleza humana. Si me preguntan, obra maestra.
Las luces azules, Jennifer Johnston (Automática)
Libro que uno podría tener la tentación de calificar como “delicioso” y que, sin embargo, tiene más profundidad y aristas que el pudin que podría parecer a primera vista. Las luces azules (The Christmas Tree en su versión original, aquí en traducción de Lucía Barahona Lorenzo) nos habla de una mujer enferma y solitaria que vuelve a su Dublín natal para morir, dando pie así a una historia elegíaca que casi parece cubierta por el vaho nostálgico que la Navidad boreal deja en las ventanas.
La protagonista es Constance Keating, que ha llevado una vida independiente, alejada de su familia y de Irlanda. A los cuarenta y cinco años, y después de haber dado a luz a su hija, recibe la noticia de que se está muriendo y decide regresar a su casa de la infancia en un próspero barrio de Dublín, para morir a su manera: no quiere luchar contra la enfermedad en un hospital, para gran consternación de su hermana Bibi, que ha aceptado cuidar del bebé.
A lo largo de este proceso nada edulcorado pero lleno de humanidad, Constance vuelve sobre el pasado mientras la acompañamos en su progresivo declive físico y van siendo desentrañadas ante nuestros ojos las complejidades de su personalidad, que si inicialmente puede parecer tópica en su misantropía, termina cautivándonos por su carácter singular, que mezcla lo huraño y lo tierno en atractivas dosis, y por su mirada levemente poética sobre la realidad.
Jacob Weinberg la cogió de la mano. Ella no le miraba. Sentía la presión de su pulgar mutilado en la piel. No miraba. Tenía la mirada clavada en el otro lado de la bahía, en la piazza, las mesas y las sillas fuera del café, las sombrillas relucientes. Los escalones dorados, la calle empedrada. Esto es lo que recordaré, se dijo. El brillo, la paz. Los niños morenos nadando; la minúscula catedral en la roca sobre la ciudad; la luz del sol astillando el mar azul. Esto le contaré a la criatura. Esta es la imagen mental que guardaré hasta que pueda traspasársela a mi hijo”