Qué difícil es encontrar maestros y qué importante es contar con algunos -pocos, no nos engañemos, pero buenos, eso sí- a lo largo de la vida. Ese magisterio llega a veces en forma humana, a través de personas que nos influyen, nos impactan y hasta nos moldean. Pero muchas otras veces, la mayoría, llega a través de la escritura, de los libros.
Se publica mucho, demasiado, lamentan (¿quién?), pero constantemente se publican libros que, como dice mi amigo David Varona, “a veces te salvan la vida”, que “te ofrecen suelo firme debajo de los pies cuando te falta”. Lo complicado es dar con esos libros, que han de ser particulares para cada cual.
Hoy vengo a hablarte de uno de esos libros. Del hallazgo de un maestro.
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