La familia, como la religión, como la patria (la nación), son temas eternos porque son inmortales, valga la perogrullada. Son realidades inherentes al ser humano en su conjunto, por mucho que haya quien aspire a hacerlas desaparecer por considerarlas instrumentos de opresión. Siempre habrá personas que carezcan de familia o quieran renunciar a ella, que no tengan fe alguna, que se consideren apátridas. Pero mientras existan sapiens, habrá familias, habrá religiosidad y habrá sentimiento de pertenencia a un territorio. Habrá amor.
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