Mientras en España se desataba la versión ibérica y postergada del Me Too -Se acabó- gracias a las futbolistas de la Selección Española de Fútbol como respuesta al beso y las posteriores bravuconadas de Rubiales, las librerías acogían la traducción en castellano de la novela más reciente de Virginie Despentes, un relato epistolar cuyo punto de partida es precisamente la metooización de un escritor de éxito.
Querido capullo, de Virginie Despentes (Nancy, Francia, 1969), comienza con el revuelo provocado por el novelista Oscar Jayack al criticar en su cuenta de Instagram a la actriz Rebecca Latté por lo que considera un mal envejecer. Esta le responde con un correo personal poniéndolo a caer de un burro. Comienza así una curiosa relación epistolar entre ambos, en el contexto de la exposición pública de Oscar por parte de una antigua trabajadora de la editorial donde publica, reinventada como referente feminista a través de los textos en su blog que firma como Zoé Katana. Zoé le acusa de haberla acosado durante meses, empujándola a abandonar el empleo y el sector.
Querido capullo
Autor: Virginie Despentes
Traductor: Robert Juan-Cantavella
Editorial: Random House
Páginas: 264
Año de publicación: 2023 (original en francés, 2022)
Despentes, escritora y realizadora francesa, -y procedo a tirar de wikipedia para detallar una carrera que no conocía hasta la lectura de este Querido capullo– vivió una adolescencia y una juventud bastante agitadas, con un paso por el psiquiátrico, el sufrimiento de una violación, la participación en un grupo de rap, el ejercicio de la prostitución o la actuación en peep-shows. Esa intensa experiencia dio forma a su estilo, a sus temáticas y a su forma de ver el mundo. Con 25 años publicó Fóllame, una road movie protagonizada por una prostituta y una actriz porno. El ensayo Teoría King Kong la convirtió en un icono del pensamiento feminista. El éxito definitivo le llegó con Vernon Subutex, una trilogía que tuvo su adaptación televisiva
Con Querido capullo toca muchos palos y muy contemporáneos con un alto grado de punkismo. Se trata, en ese sentido, de una novela con aires de ensayo, en la que la fuerza de las ideas y reflexiones en torno a temas como cancelación, machismo, adicciones, diferentes feminismos o envejecimiento importa más que la calidad o el estilo de la prosa, sin que eso suponga que esta sea floja.
Se trata de una novela que decepcionará a quienes busquen un discurso dirigido exclusivamente a la parroquia feminista, o mejor dicho, quienes busquen un discurso feminista de corte misándrico. El feminismo de Querido capullo es un feminismo con el que cualquier persona de mente abierta puede simpatizar fuertemente. Porque enfila los abusos machistas, pero es realista, es comprensivo y en ese sentido es pedagógico, sin perder su crudeza, sin bailar el agua o querer caer bien al heteropatriarcado (aunque las feministas más aguerridas quizá piensen de otro modo). Despentes, de hecho, aborda los posibles excesos de la metooización sin dejar de entender el enfado de quienes caen en ellos.
Zoé Katana habla un lenguaje que he aprendido a escuchar. El lenguaje de las chicas cabreadas. Hace cinco años, no habría leído ni diez líneas de sus declaraciones, enseguida habría pensado debe de ser débil, solo los débiles se victimizan. Pero hoy, la menopausia me ha llevado más allá y sé que cuando te encuentras en una situación de mierda que no puedes cambiar individualmente, hay que decirlo. Para que otras puedan responder «yo también» y «yo te escucho»”
El feminismo de esta novela podría definirse con una frase que dice la protagonista a la hermana de Oscar, a la que conoce de la infancia y que es muy crítica con su hermano: “Es un capullo, lo sé. Pero es amigo mío. Tengo muchos amigos capullos. Creo que se explica por el hecho de que también yo soy bastante capulla”.
La estructura de intercambio de correos no conduce a un ritmo moroso. En Querido capullo hay mucha acción, pasan cosas, por fuera y por dentro. Se trata de una novela luminosa, llena de emociones profundas, no diré puras, sino bastante impuras, como es la vida misma, pero con pepitas de oro de humanidad. Humanidad tamizada a través de la mirada de una persona que ya ha vivido bastante. Despentes elige la redención y no lo hace empalagosamente. Aunque intuyo que con su estilo no cabe una voz noña o cursi.