‘Las ciudades de papel’: una vida de Emily Dickinson, de Dominique Fortier

Mientras leía Las ciudades de papel pensaba en lo arbitraria que es a veces la literatura. Me parece un muy buen libro, lleno de poesía, literariamente nutritivo, de una calidad que no va gritando ni haciendo ostentación. Pero precisamente por esto, por ser como una flor en medio de tantos libros que se publican, sorprende que esté aquí hablando de él. Podría ser un manuscrito en un cajón o un libro perdido en una estantería de una librería de Montreal. Sin embargo, alguien lo publicó y alguien ha decidido traducirlo. No sé, como que me parece difícil que un libro así se abra paso. Pero, mira, gracias a la editorial Minúscula y al azar, Edu lo recomendó para nuestro pódcast y aquí estoy hablando de él. Me ha recordado en su minimalismo y en su aparente modestia editorial a Del color de la leche, aunque sin el carácter rompedor en voz y estilo que tenía Nell Leyshon.

Las ciudades de papel es la sexta obra de la escritora y traductora canadiense Dominique Fortier y la primera publicada en castellano. La ha editado la editorial Minúscula, con traducción de Iballa López Hernández. Fortier nació en 1972 en Québec y con este híbrido de ensayo, biografía y ficción ganó el premio Renaudot de Ensayo en 2020. Su novela anterior, Au péril de la mer, le valió el Prix littéraire du Gouverneur général 2016, un prestigioso galardón de Canadá, y será publicada en 2023 en castellano, también por Minúscula.


Las ciudades de papel

Autora: Dominique Fortier

Traducción: Iballa López Hernández

Editorial: Minúscula

Páginas: 193

Año de publicación: original, 2018 / esta edición, 2022


Como el subtítulo de la versión original anuncia, el libro es una vida de Emily Dickinson, la poeta estadounidense que pasó la mitad de su vida encerrada voluntariamente en una habitación, que nunca abandonó la casa familiar, que en un momento dado decidió vestir solo de blanco y que no publicó en vida más que un puñadito de entre los más de 1.700 poemas que dejó escritos.

Esta una vida mezcla hechos conocidos de la vida de la poeta y otros que son fruto de la imaginación de la autora. “Mucho mejor si son indistinguibles unos de otros”, dice en una nota final. Además, Fortier introduce algunos pasajes de su propia vida en los que refleja su búsqueda de un hogar estable, de un lugar en el que arraigar, un relato de carácter nómada como contraposición a la permanencia de Dickinson en un pueblín de Massachusetts. Inmovilismo que no le impidió crear un universo literario, poético, propio que la ha colocado entra las poetas más importantes del canon occidental reciente.

La admiración de Fortier por Dickinson se hace evidente en su escritura, que busca el lirismo en lo cotidiano, en las pequeñas cosas, en la naturaleza. Como en este pasaje:

Así, en la primera página de su herbario, Emily reúne todo lo que necesita la escritora que ya es sin saberlo, o tal vez sabiéndolo: el color para hacer la tinta que utilizará para escribir y dibujar, un medio para atraer a las mariposas, un bálsamo para curarse del frío. Y flores para el té.

Al igual que sus plantas, ella ha pasado el invierno entre las páginas de un libro”.

O en este otro, hermosísimo:

El jardín está poblado de murmullos de flores. Una de las violetas no se hace a la idea de verse tan arrugada. Otra se queja de que los altos girasoles le hacen sombra. Una tercera codicia los pétalos de la vecina. Dos peonias maquinan para alejar a las hormigas. Un lirio largo y pálido tiene frío en los pies; la tierra está demasiado húmeda. Las rosas son las peores: las abejas las sacan de quicio, les incomoda la luz demasiado fuerte, las embriaga su propio perfume. Los dientes de león, encantados de la vida, son los únicos que no tienen queja”

No es extraño que Fortier haya publicado otros dos libros que juegan a ser catálogo de palabras (Révolutions, 2014) o de pequeños momentos hermosos (Pour mémoire : petits miracles et cailloux blancs, 2019). Juegan a ser catálogo o herbario poético para “pasar el invierno”. Coherencia literaria y estilística.

“Hacen bolas de nieve que estallan como petardos de harina sobre sus abrigos oscuros”, escribe Fortier de los hermanos Dickinson.

Una entrega casi religiosa a la poesía

Hay un profundo amor por los libros y la literatura en Fortier a la hora de dibujar a la poeta. Una mirada sobre qué es la poesía, que en el caso de Dickinson conecta con la naturaleza y con las emociones intensísimas que hay en su afectivamente azarosa vida.

En la mano de Emily, la pluma escribe sola. Cuenta la historia del pájaro, desde el huevo en la cavidad del nido hasta sus primeros vuelos vacilantes; la verde luz del verano a ras de las briznas de hierba; las escarchas otoñales; la larga migración hacia el sur; el regreso en torno a la primavera. La pluma cuenta todo eso a quien sepa llevarse el papel a la oreja como una caracola”

Fortier, trabajadora de la literatura, ofrece también reflexiones admonitorias sobre la necesidad de soledad y dedicación para escribir. Leyendo el lamento por su propia vida transeúnte no me cabe la menor duda de que esas consideraciones se las dedica a sí misma:

A la gente le asombra que pasase esos últimos años en soledad como si de una proeza sobrehumana se tratase, cuando, repito, lo que debería sorprendernos es que no haya más escritores que se encierren en su casa a escribir apaciblemente. ¿No es el circo de la vida ordinaria, con su desfile de futilidades y obligaciones, lo que resulta sobrehumano? ¿Por qué nos sorprende que alguien que vive ante todo a través de los libros elija gustosa sacrificar por ellos el contacto con sus semejantes? Hay que tener un alto concepto de sí mismo para querer estar rodeado todo el tiempo de quienes se parecen a uno”.

Dickinson es sacerdotisa de su propia vida. Con su radical opción por el enclaustramiento recuerda a los eremitas, a monjes y monjas. Y, sin embargo, su trascendentalismo se aparta de la religión establecida, aun formando parte de una estirpe de peregrinos puritanos.

Los árboles del jardín han perdido las hojas, todos menos un joven arce al fondo del patio. Este ha conservado intacta la melena amarilla y a ella acuden a calentarse los rayos del sol. Es un pequeño incendio temblando a merced del viento, desafiando el frío que se avecina, indiferente al presagio silente de los demás árboles, cuyas ramas descarnadas semejan tizones. Los cuervos se mantienen alejados de él, nada viene a turbar su esplendor cobrizo. Cuelga sus farolillos a medio cielo. ¿Quién necesita las vidrieras de una iglesia cuando tiene un árbol así en su jardín?”

Serie 'Dickinson', de Apple+
Hailee Steinfeld es Emily Dickinson en la serie de Apple+ creada por Alena Smith Dickinson, una versión del personaje con lenguaje, mentalidad y música actuales dirigida a un público adolescente y juvenil. Es una Euphoria pero en bien. Recomendable.
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